HISTORIA.
Humberto “Tito” Galindo uno de los mejores compositores Coahuilenses y autor de canciones interpretados por grandes figuras como María Dolores Pradera, Vicente Fernández y Bronco. Asegura que la mayoría de sus composiciones son mentiras.
“Nunca hubo un caballo”, Dice de su famosa canción. “Se vende un caballo”, “ni compre una muñeca para mi hija, ni tuve una cantina” para ahogar tu adiós.
Evaristo Madero es un hombre quien medido con todos los estándares a nuestro alcance.
Habría de ser considerado sensato, ha sido presidente municipal de Parras (2003-2005). Fue el inicial promotor de su nominación como pueblo mágico e instrumental para resolver añejos problemas como el del agua azul de la más antigua fábrica de mezclilla.
Emprendedor, ha hecho junto a su esposa Elisa Murra, prósperos negocios basados en una sólida misión que va más allá del hacer del dinero, prestar un servicio, mejorar la calidad de sus clientes y divertirse.
Pues Evaristo estaba un día en una cantina, tranquilamente relajándose con la música que más le gusta, los mejores boleros, aquellos que llegan a donde el alma guarda sus más bellos recuerdos.
Ahí estaba, cuando de pronto ceso la música; siguió el silencio.
¿Y eso? Pregunto al mesero que lo atendía.
“Pues es el patrón, que dice que no quiere música aquí, y que si no te gusta te vayas”.
“Y me corrieron de ahí” dice, todavía con dejo de sentimiento al recuerdo, pues al fin Parras Pueblo chico, resulta que el dueño de la cantina es su tío.
“Yo no más quería una cantina de la que nadie pudiera correrme, en donde pudiera escuchar mi música como yo quiero como se antoja”.
Su esposa comprensiva y sabia como suelen ser los mejores cantineros y a quien le toco escuchar sus lamentos, pues Evaristo no tuvo otro lugar aquel día a donde ir si no a su casa, supo ver que estaba sentido. Tal vez un poco por el efecto del alcohol o de la música que también es capaz de emborrachar y se tranquilizó sencillamente con solo una palabra. “Hazla”.
Siete años y setenta mil adobes después Evaristo vio realizado su capricho la cantina, crecidita y convertida en quinta, apropiadamente se le llama "EL CAPRICHO".
El diseño de la casa hecho por Elisa con ayuda y construcción del maestro párrense Juan Solís hijo de Juan Solís, emula al de la casa grande de las bodegas de San Lorenzo.
Es el mejor centro para eventos que hay en parras. Su gran salón de bóvedas de ladrillo y de piso de barro tiene un aspecto señorial de hacienda vieja y se encuentra sobriamente amueblado, cuenta con una práctica cocina, un amplio comedor no sé si real o ejecutivo. Una bella cantina, por supuesto en la que hay un piano, el más bello jardín que pueda uno imaginar, donde los colores de las buganvilias y los geranios compiten por la supremacía, quien sin embargo le roba sin competencia cualquiera de las novias que ahí han celebrado su boda.
